Una pieza de danza, que explora la potencia del baile en el momento incipiente, también en el ocaso; en la energía latente de los cuerpos deseosos y exhaustos, que producen el espacio (social) donde bailamos. Un movimiento que genera el lugar en su casi-no-hacer: la pista de baile. Los cuerpos danzantes se expanden, se organizan, evocan un lugar común, una posibilidad de bailar juntas, de sostener este espacio de excepción de la fiesta. El dance floor como esa comunidad que se conforma y posa vibrando sobre la misma superficie durante un tiempo concreto.
Dondequiera, cualquier sitio, seguimos bailando, es una pieza site-specific de Ignacio de Antonio, bailada con Carmen Aldama, Paula Cueto y Óscar Hernández. Sonido de Juanito Jones.